miércoles, 5 de diciembre de 2007

Breve reseña histórica


Es importante, para comprender mejor la disposición del fiordo, conocer un poco de la historia de Noruega.

Ha habido dos ocasiones en las que esta tierra magnífica no ha sido tan idílica. La primera, en el momento del origen de los fiordos, hace cientos de miles de años, en una época en que el aspecto de la Tierra era muy distinto al de la actualidad.

Cuando finalizaron estos complicados y turbulentos fenómenos, hubo una época en que el aspecto de los fiordos se estabilizó, aunque más tarde la imagen de Noruega volvió a alterarse de nuevo. Esta vez, sin embargo, fue por obra del hombre. Por diferentes causas como pudieron ser una explosión demográfica o un cambio inesperado del clima, los habitantes de Escandinavia, que eran conocidos con el nombre de vikingos, normandos o varegos, abandonaron sus tierras de origen y se entregaron a un extraño furor destructivo, incendiando y asolando toda Europa en el siglo IX.

Desde Noruega pasaron a Islandia, a las costas de Irlanda y a Escocia, atribuyéndoseles legendarias empresas, como las incursiones de Erik el Rojo a Groenlandia.

El sistema desordenado e independiente de los vikingos cambió de forma radical cuando Haroldo Harfager venció a sus ribales en una batalla naval cerca de Stavanger, conviertiéndose así en el primer rey de Noruega. Los primeros años de su reinado fueron turbulento, como cabía esperar.

Uno de los primeros reyes seguidores de Haroldo fue Erik. Sin embargo, el camino de la unión nacional era ya irreversible, y los antiguos "demonios" fueron exorcizados y evangelizados en 1016.

Aun así, el "mensaje de Cristo" no profundizó demasiado en los Noruegos, pues las violentas muertes siguieron sucediéndose. Esto se vio reflejado en Sverre Sigurdsson (rey desde 1184-1202) y en Erik Magnusson (desde 1280-1299).

Un antiguo proverbio dice que "la historia es maestra de la vida", y todos estos acontecimientos lo corroboran reflejándose en el carácter de los noruegos.

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